La historia del café se remonta al siglo IX en Etiopía, en la región de Kaffa, donde, según la leyenda, un pastor llamado Kaldi notó que sus cabras se volvían más activas después de comer los frutos de un arbusto desconocido: el cafeto. Intrigado por este efecto estimulante, Kaldi llevó los frutos a un monasterio, donde los monjes comenzaron a preparar una bebida con los granos, descubriendo que les ayudaba a mantenerse despiertos durante la oración.
Desde Etiopía, el conocimiento del café se extendió hacia la península arábiga. En Yemen, el café se cultivaba y consumía ampliamente en el siglo XV, especialmente en la ciudad portuaria de Moca, que se convirtió en un importante centro de comercio. Fue en esta región donde se perfeccionó la técnica de tostar y moler los granos, dando lugar a la bebida que hoy conocemos.
Posteriormente, el café llegó a Europa en el siglo XVII y rápidamente se popularizó en países como Italia, Francia y el Imperio Otomano. Los primeros cafés surgieron en Venecia y París, convirtiéndose en centros de reunión intelectual y social.
Hoy en día, el café es parte de la cultura global, con diferentes métodos de preparación y variedades que reflejan la tradición de cada país productor. Desde un espresso italiano hasta un café filtrado etíope, esta bebida sigue uniendo personas alrededor del mundo.